jueves, 14 de abril de 2011

EL CASTILLO DE BENAMAQUÍS

© 2009 Francisco Marmolejo Cantos
Capítulo correspondiente al castillo de Benamaquís, extractado del libro Históricas y Arqueológicas del Medievo en Coín, edición digital de 2009.

Benamaquís fue una alquería fortificada con unos 300 habitantes poco antes de su conquista en 1485. No tuvo repoblación propia; quedando su territorio anexionado a Coín y repartido entre sus nuevos habitantes, todos cristianos viejos, procedentes en su mayoría de Extremadura y la Baja Andalucía. Su territorio ocupaba buena parte del área de transición entre las sierras litorales malagueñas y el fondo del valle del Guadalhorce. A nadie escapa que aquí la elección del lugar vino aconsejada por la pendiente y la presencia inmediata del cauce fluvial del río Nacimiento. 

De su castillo no tenemos evidencias arqueológicas, aunque tenemos por cierto que se encontraba a una cota de altura de unos 300 msnm., por encima de su espacio hidráulico y de la población de Coín. En su origen andalusí debió atender a las necesidades de defensa de la población campesina; aunque, sin descuidar su posición geográfica, tampoco perderíamos de vista su papel para control y vigilancia del paso natural que penetra al valle desde el litoral por el val de Çuer. No obstante, con toda suerte de reservas, nos inclinamos por pensar que la fortaleza podría tener origen en los programas constructivos de baja época medieval (tal parece en el castillo de Fahala y la torre de alquería de Hurique), pues si pretendemos reconstruir el territorio castral de Ḏakwān durante el Califato, sería difícil esquivar el papel de nuestra alquería como satélite de su gran fortaleza, ello por simples criterios de proximidad.  


Fuentes tardías

Las crónicas se esmeran en relatar la traición de Benamaquís y la suerte que corrieron sus moradores tras rebelarse. Se nos dice que renegaron de ser mudéjares súbditos de Castilla y traicionaron al monarca quebrantando las capitulaciones pactadas en 1484, lo que vino a desatar la ira del Rey Católico: ¡Yo faré que la pena destos sea temor a otros, para que guarden lealtad por fuerza, quando no la guarden de grado! Su sed de venganza quedó aplacada al año siguiente; para entonces sabemos que los cristianos lanzaron su pesada artillería contra la población y rechazaron la propuesta de capitulación y entrega de la plaza. Esta vez no habría lugar a negociación ni a nuevas condiciones, los cristianos se apoderaron de la fortaleza el sábado 23 de abril de 1485, ahorcando y pasando a cuchillo a todos los varones, un total de ciento veinte, y perdonando la vida a las mujeres y mozos, «que serían fasta çíento y ochenta personas». 

Por nuestra parte no vamos a entrar en estos episodios que tanto entusiasman a autores locales y nacionales de todos los tiempos. No debemos pasar por alto que sobre Benamaquís no se conoce referencia alguna en las fuentes andalusíes y nazaríes. Su castillo será mencionado por vez primera en las crónicas de los Reyes Católicos y en la documentación castellana del siglo XV, perdurando fosilizado como topónimo menor en un partido rural del término municipal de Coín hasta el siglo XIX, ya entremezclado con otras denominaciones más modernas, que obedecen decididamente a sus características físicas.

Por otro lado, no existe claridad en las fuentes históricas a la hora de identificar o diferenciar la alquería de Coynejo de la de Benamaquís. Algunas se pronuncian a favor de asemejarlas, prueba de ello es la carta de Pedro Mártir de Anglería o el tardío Cronicón de Valladolid. Otras aumentan la incertidumbre, así ocurre con la Historia del Marqués de Cádiz, que cita en un principio sólo a Coynejo, para después relatar ampliamente sobre Benamaquís. Igual de extraño resulta que las crónicas de Bernáldez, Pulgar, Valera o Palencia sólo se detengan en Benamaquís y nada digan de Coynejo, acaso motivado por tratarse del mismo enclave. 

No es momento de remedar crónicas dinásticas, que a todas luces están agotadas, tan sólo fijarnos en la documentación castellana del siglo XV al XVI, en especial en la desconocida carta que, el 5 de septiembre de 1488, escribe Pedro Mártir de Anglería al cardenal Ascanio Sforza Visconti sobre la toma de Coín y Coinejo:

Al año siguiente, que fue el de 1485, se va contra el enemigo con un gran ejército. El Rey cerca y asedia la fortaleza de Coín, a trescientos pasos de la cual se divisa la aldea que en diminutivo toma el nombre de la anterior, llamándose Coinejo. Una vez conquistado éste, se entregaba el otro, presa de grande pánico, pues a la vista de los coinenses fueron ahorcados 120 de los de Coinejo que habían ofrecido resistencia. Sus mujeres, hijos y todo su ajuar fueron considerados como botín. Mientras se desarrollaban estas acciones, el Rey envía, con gran parte de ejército, al Gran Maestre de Santiago de la Espada, a que sitie y ataque a Cártama y Cazarabonela, otra plaza cercana. Las dos son conquistadas. El Rey avanza hacia Cártama, y desde allí, reunido todo el ejército, se encamina hacia Málaga.

Coynejo debió ser un castillo a juzgar por la documentación histórica, toda vez que presentó batalla, fue combatido con artillería y tomado por fuerza sin miramientos. Así se recoge en las cuentas de Gonzalo de Baeza de 1485, pues se entregaron «a Çapico, peon, que traxo la nueva que hera tomado Coynejo, dos castellanos, 970 mrs». En tal sentido, el 14 de noviembre de 1491, con el Real sobre Granada, se otorga carta de franqueza a Pedro García Atienza, vecino de Sanlúcar de Alpechín, quedando relevado de servir, «porque en la toma de Coynejo vos mataron un fijo en nuestro servicio».

Son muchas las razones que nos animan a pensar que el castillo de Coynejo es el de Benamaquís, ya que, como apuntábamos, todas las crónicas omiten a Coynejo, salvo la del Marqués de Cádiz al momento de relatar cómo «se partió la vía de Málaga e fue a poner sobre Cartama, e Coyn, e Coynejo, ca eran muy fuertes». Si bien la noticia histórica más concluyente, a propósito de identificar ambas alquerías, surge a raíz de la carta que remite Pedro Mártir al cardenal Sforza, cuando relata que «fueron ahorcados 120 de los de Coynejo que habían ofrecido resistencia», añadiendo el Cronicón de Valladolid que el Rey «tomó a Benamaques, ques Coynejo, viernes xxij de abril de lxxxv por fuerza de armas».

El castillo de Benamaquís quedó arrasado por la artillería de los Reyes Católicos e incendiado al poco de su conquista. Su solar quedó vacante para ser vendido en almoneda y así coadyuvar a la construcción de la nueva iglesia parroquial de Coín, pudiendo «los vesynos sacar e llevar la piedra cada uno para sy del dicho sytio». Uno de los relatos más minuciosos viene de la pluma de Valera; cuenta que la mañana del viernes 22 de abril el rey mandó combatir la villa con ribadoquines y bancos pinjados, de tal manera que se «les apuntaló un lienço de la fortaleza de largo a largo». De la dureza del combate da buena cuenta el testamento de Fernan Alfonso de Robles, IV señor de Trigueros, que nos relata que «quando fue lo de Coyn yo tube el cerco de Benamaquez con la gente de Xerez, y pedi a S.A. licencia para la combatir, y la dio y la combatí, y del combate me sacaron más muerto que viuo».

Dos días tardó el Marqués de Cádiz en arrebatarles la fortaleza, luego marchó sobre el castillo de Fahala dejando a Luis Ponce de León con treinta escuderos en Benamaquís a cargo de las mujeres, mozos y mozas que allí se tomaron; «y el rey tomó doze de aquellas para enbiar a la reyna, y todas las otras repartió con los cavalleros que allí estavan. Y esto así fecho, el rey mandó poner fuego al castillo de Benamaquez».

No podemos obviar que autores como Palencia, Bernáldez y Münzer achaquen la venganza del Rey a la matanza de cautivos cristianos, lo que implica el quebrantamiento de las capitulaciones pactadas el año anterior; si bien todos coinciden en que fue uno de los episodios más sangrientos y crueles de la Guerra de Granada. Sea como fuere, lo que allí ocurrió pervivió en la memoria durante años, pues aún recordaba el viajero alemán Jerónimo Münzer en su visita a Málaga allá por el año 1494 cómo «en un valle muy húmedo, a cinco leguas de Málaga, hay un castillo que fue tomado por fuerza de armas; el rey mandó entonces que le entregaran los cautivos cristianos que tuvieran; pero los moros, que los habían matado a pedradas en las mazmorras, no pudieron llevar más que los cadáveres».


Nuevos documentos

Una de las cuestiones más controvertidas de la historiografía tradicional es la ubicación exacta del castillo de Benamaquís. Hasta el presente los historiadores y los inventarios oficiales entienden erróneamente que se encuentra situado en las cercanías de la Fuente del Sol, en término municipal de Alhaurín el Grande. Nosotros sabemos con toda certeza que la alquería se encuentra localizada en Coín, en el entorno de la Urbanización Miravalle, delimitada por los partidos del Naranjal, Los Llanos y La Zayaga

Nos centramos especialmente en este aspecto, visto que todavía hay quien pone en duda el verdadero emplazamiento de este enclave, pese al acertado estudio que presentó años atrás el investigador Víctor Gallero Galván. Sin ánimo de avivar aún más la polémica, añadimos en el presente epígrafe una relación de datos inéditos y desconocidos que corroboran y asientan su misma hipótesis.

Abundantes noticias hemos encontrado en el Archivo Histórico Provincial de Málaga, entre la que podemos destacar la división de herencia de don Salvador Bernal Giménez, que deja una huerta en Coín, en el partido de las Viejas o Benamaquís, regada por la acequia del Naranjal; lindando por Poniente con el camino de las Vistillas que conduce a Mijas, y Norte, con las del señor Conde de Bobadilla.

















Plano de situación geográfica, red viaria y sistemas hidráulicos

De esta descripción cabe inferir que los pagos del Naranjal y Huertas Viejas Altas fueron tierras de la alquería, las cuales aprovechaban las aguas procedentes del arroyo de las Cuevas y las acequias de la Candonga y el Naranjal. Hacia esta misma dirección apunta uno de los censos de la Cofradía de la Caridad de Coín, impuesto sobre una «huerta que poseían en esta jurisdicción partido de las Viejas y Benamaquís, que lindaba (…) con el marco del agua que va a Huertas Nuevas».

Se puede confirmar este mismo emplazamiento con diversos expedientes judiciales y escrituras notariales de los siglos XVI y XVII que se conservan en el archivo de la Fundación García Agüera. En una de ellas se traspasa «a Alonso García Cabrillana, vecino de esta villa, una heredad de huerta camino de los Ángeles, linde con huerta de Francisco García Bernal y el camino y el castillo de Benamaquís». Incluso más claro aparece en esta otra, fechada en 1580, en la que se menciona «un tablero de huerta, linde con huerta de Cristóbal de Berlanga, en el camino de Benamaquís, alindando con el Cauz».

De la lectura de estos últimos protocolos, se podría aventurar que el camino de Benamaquís arranca desde la cuesta de la Reina, para cruzar la acequia medieval de ‘Río Lamino’, con dirección a la urbanización Miravalle, toda vez que éste es el único camino que hoy persiste enmarcado entre el camino de los Ángeles y el Cauz de los molinos. 

La elección de su ubicación está claramente en función del aprovechamiento de los recursos hídricos y el desarrollo de una agricultura de vertiente. Si algo llama la atención es la derivación de las aguas del río Nacimiento y el posterior abancalamiento de las laderas para transformarlas en terrazas de cultivo. La línea de agua, por encima de la cual se situó la alquería, sin duda, se encuentra en las acequias de la Candonga y, en su paralela, del Naranjal. Las tierras de regadío se sitúan por debajo, predominando el policultivo de subsistencia a juzgar por la documentación del siglo XIX, asociado acaso al autoabastecimiento en épocas recientes. 

El enclave también es mencionado en antiguos protocolos y pleitos como el pago de las «Cuevas de Benamaquís», y así lo encontramos también en el catastro de Ensenada y en las actas capitulares del siglo XVII, que citan una «heredad en el partido de las cuebas de Benamaquís», así como en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, que conserva un curioso pleito, pendiente desde 1782 hasta 1799, derivado de la venta de una heredad de huerta situada en este término, partido de Los Llanos y Cuevas de Benamaqui, «linde otras del Sr. Conde de Bovadilla, la de Cristóbal Lucena y servidumbre que va a la fuente de la Sallaga, en cuya huerta hay un pedazo que se hacía una linde, que divide las demás que le queda del lado del Sr. Conde, y por la cabeza llega a la del Cristóbal Lucena».

Es más reveladora la descripción que, en el siglo XVII, hace el manuscrito del licenciado Gallardo sobre una mina secreta que corría desde el castillo de Benamaquís a la fortaleza de Coín, que tenía correspondencia a la torre de la iglesia de San Juan, «pero como está ya ciega, no se puede averiguar. Una boca de ella se descubre de esta mina en el camino que va a Los Llanos, como 200 varas de la villa». Estas reseñas inéditas, de por sí, dejan más que zanjada la discusión sobre cuál fue la verdadera ubicación de la alquería, emplazándola claramente al Sur de esta localidad. 

Otras muchas razones para esta misma localización surgen de la atenta lectura de los repartimientos de Coín, la mayoría de ellas fueron metódicamente expuestas y demostradas por el estudioso Víctor Gallero en el Congreso de Investigadores del Valle del Guadalhorce, proponiendo por vez primera este emplazamiento para la alquería. 

El argumento más actual es que muchos vecinos que poseen huertas en este lugar aún conservan en escritura que su propiedad se sitúa en el ‘partido de Benamequí’ o linda con el mismo, no sin razón este topónimo se ha visto reflejado en el nombre de unos modernos jardines y bloques de la carretera de Mijas. 

No han sido pocos los autores que han querido identificar Benamaquís con los vestigios medievales hallados sobre la importante villae romana de la Fuente del Sol y sus estribaciones por el cerrillo del Villar, tanto es así que el enclave está declarado BIC por un supuesto castillo medieval fabulado en las crónicas. No se observan restos de fortaleza, ni tan siquiera de alquería, tan sólo en las laderas de Sierra Gorda, detrás del restaurante, existen vestigios de una pequeña unidad de producción agrícola con cerámica altomedieval, sin apreciarse aún la generalización de los vidriados.

La Fuente del Sol es un complejo arqueológico con restos que van desde la Prehistoria hasta el Medievo sin solución de continuidad. Sin profundizar en el debate, que no merece la pena, en su entorno aparecieron ciertos vestigios que fueron identificados erróneamente con el castillo de Benamaquís (código: 290080004 SIPHA) con su correspondiente despoblado medieval (código: 290080008 SIPHA). Los restos hallados aparecieron entremezclados con los de un núcleo de habitación romano que existió en la misma zona. De hecho se trataba de un gran muro perteneciente a un hábitat romano, asociado a una alberca rectangular de opus signinum con escaleras. Se cree erróneamente que estos elementos fueron reutilizados en época medieval. Diversos sillares aparecieron incrustados en los muros de las viviendas cercanas, así como «restos cerámicos esparcidos en un área de 500 metros cuadrados y vidriados medievales con la terra sigillata». Concluía el informe lamentando los escasos elementos que permanecían en la zona donde estuvo ubicada la fortaleza. 


Límites físicos y administrativos

Durante la fitna de Ibn Ḥafṣūn el poblamiento se articula en esta zona bajo la presencia de los antiguos ḥuṣūn-refugio, algunos quedarán despoblados y otros, como plazas fronterizas a medida que se estrecha el cerco a Bobastro. En época bajomedieval proliferan las torres de alquería a media ladera por toda la cuenca fluvial de Río Grande y Guadalhorce, éstas estructuran ahora el poblamiento, con la pervivencia de algunos grandes ḥuṣūn altomedievales, que han sabido evolucionar hacia núcleos semiurbanos amurallados y que no son otros que los modernos municipios de Cártama, Álora, Casarabonela, Tolox y Coín, pero la mayoría de los antiguos enclaves, en especial los de mayor altura, han desaparecido por completo y con ellos las pequeñas alquerías que aglutinaban. 

Tenemos por cierto que, durante el sultanato nazarí, el territorio de Benamaquís nunca lindó con término de Alhaurín, sino con el de Coín y Xubric, de hecho tan sólo existe un mojón compartido por los cuatro términos, «çerca de un retajo donde se acaba el termino de Jubrique e Benamaquis e comiença el termino entre Coyn y Alhaurin»

El territorio de la alquería queda bien definido hacia el Norte principalmente debido a su espacio hidráulico y a las huertas que asoman tras descender el valle, regadas ya por otro sistema, el de la acequia medieval de Río Lamino. De hecho, sabemos que el término de Ḏakwān (Coín) surge en la vertiente del valle, pero sólo recorre la distancia de un mojón hasta llegar al llano.

Sus límites al Sur podríamos extenderlo hasta acariciar el partido rural de Coín llamado de Jurique, que decididamente pensamos debió formar parte del territorio de la torre de alquería de Xubric, por lo demás debieron ser herederos del municipio moderno. Así pues, se constata que la ermita de los Ángeles de Coín se ubicaba bajo los montes de Xubric y por encima de las Huertas Nuevas. Hacia el Oeste bien pudo lindar con la alquería de Pereila en la cara Sur de cerro Carranque, también llamado de las Lombardas, pues la alquería de Pereila extendía sus dominios hasta Valdeperales, según se hace mención expresa en el pleito de 1537 originado por los diezmos de la alcarría, incluso parece definirse también en el último trance de las tierras de riego del repartimiento «que lo parte el agua de los molinos, y por la parte de abajo va junto con las huertas, y por la otra parte va por las piedras de las lombardas a partir con lo de Barrionuevo [Valdeperales-Pereila] y acaba en la calera».







Vista aérea del territorio: propuesta de localización

Se conserva un deslinde de 1492 entre los términos de las alquerías de Hurique y Benamaquís que no me resisto a reproducir bajo estas líneas. Su atenta lectura nos permite trazar y recomponer los límites Sur y Este, teniendo en cuenta que el término de Benamaquís quedó para los de Coín; y el de Xubric, para los de Alhaurín. Dice así el deslinde, que se comenzó «en unas piedras que están en un llano que llaman Xubric, y en áravigo se dize Alamahadin, donde dixeron que parten los términos entre Xubric y Benamaquis»

E de alli va el dicho término por el monte adelante a dar a una syerra que se dize Allinatar, donde están dos matas que, por ser monte, no se llegó a ellas, e son matas pedregosas como atalayuelas. Y tornando del primero mojón hazia las vinnas va a límite atravesando el camino a dar a un çerro que se llama Cadiat Almalef, que quiere desir el çerro hermoso, do se halló un mojon antyguo. E de aquí comiençan a aparesçer las vinnas e de alli atraviesa por el monte abaxo e va a dar a un çerro redondo que tiene vinna e higueral, que se dize Ayça Achol, que tiene un valladar de piedras por do parte el termino de manera que la vinna queda en lo de Benamaquis y el fronton del çerro quedó por de Xubric. E de allí entra por el dicho valladar a dar a un arroyo seco, e va el arroyo arriba a dar en el lomo de un çerro que se llama Adefanis, donde se hizo un mojón en la silla del dicho lomo, al pie de un alcornoque cabe una higuera pequenna que alli está. E de alli va atravesando la raya a dar a un cabeço que está en el monte a do dizen en arávigo Alhaçer Almohadar, adonde está fecho un mojon, e aquel quedó por sennal. De alli viene atravesando el monte abaxo hasta a una asomada que se llama Alhanir, e está allí un mojón viejo junto con una vereda, el qual quedó por sennal del dicho deslindamiento. E de alli va más abaxo a otra mayor asomada, donde está una poca tierra calma, entre unas palmas y retamas que se llama Almarahol que quiere desir la Maxada. E se hizo un mojon entre una retama e de alli va la raya a salir al raso, a un cabeçero que se llama Aladux, donde se hizo otro mojón. E de allí se abaxó la raya atravesando el camino que va de Alhaorin a Coin, e ponese en un cabeçero que se llama Alcander de Jubrique. E alli se situó un mojon sobre otro questava mal fecho, e de aquí va por un balle abaxo hasta çerca de un retajo donde se acaba el termino de Jubrique e Benamaquis e comiença el termino entre Coyn y Alhaurin.


Ordenación productiva 

La destrucción intencionada de la fortaleza, la retirada de su piedra y la urbanización construida en los años ochenta dificultan el hallazgo de material cerámico o estructuras asociadas al núcleo de hábitat, con la salvedad de algunos vidriados nazaríes detectados en el espacio hidráulico. Varios testimonios fiables y contrastados nos hablan del hallazgo de estructuras funerarias y material óseo bajo buena parte de dicha urbanización. Sin embargo lo que no dejaría a nadie indiferente es la importante transformación del espacio físico que observamos en el partido del Naranjal.

Coín cuenta hoy con uno de los sistemas hidráulicos históricos más interesantes de toda la provincia, a juzgar por la cantidad de molinos y acequias medievales, a lo que añadimos la enorme extensión de tierra irrigada por los ríos Nacimiento, Pereila y Grande. En los repartimientos se contabilizan 426,5 aranzadas de huertas, lo que supone una de las cifras más elevadas para toda la provincia, si no la que más; si bien este dato no podemos extrapolarlo a época nazarí, toda vez que habría que deducir los muchos regadíos de las alquerías de Benamaquís, Pereila y Río Grande. En el siglo pasado, sólo las aguas del río Nacimiento regaban más de 660 hectáreas de huerta, resultado de las muchas ampliaciones acometidas en época nazarí y castellana. 

Acequias, caminos y terrazas dibujan el parcelario de Benamaquís. Recrear y delimitar su espacio hidráulico es tarea compleja, en tanto que éste se extiende hacia Huertas Viejas, donde el sistema se beneficia del aporte de otras muchas surgencias naturales, las cuales se recargan por infiltración de las muchas acequias y, en particular, del riego por inundación. En su origen el sistema diseñado debió verter en el arroyo Cuevas y no ser tributario del sistema inferior que hoy configura la acequia matriz de Río Lamino, la cual deriva gran parte del caudal del Nacimiento desaguando en numerosas acequias secundarias, entre ellas la acequia de la Bola, con largos tramos horadados en roca. Debemos suponer que el espacio hidráulico conformado por el sistema de Río Lamino es también de origen medieval, aunque nada tiene que ver con el diseño original del sistema que vemos en Benamaquís; no obstante, es importante subrayar que tal vez podría estar indicándonos sus límites con Ḏakwān (Coín). De hecho, el deslinde de 1492 pone de relieve que el término de Coín no surge en la planicie del valle, sino en la vertiente que baja desde Benamaquís, a escasa distancia del llano. 

La zona de huerta se muestra aterrazada, fragmentada en minifundios y cubierta de agrios hacia el Norte. Son suelos permeables de gravas, arenas y arcillas del Cuaternario, que facilitan la recarga por infiltración de los acuíferos existentes en las huertas inferiores. Se contabilizaban en el catastro histórico de 1941 un total de 25 albercas desde Huertas Viejas hasta el espacio de trabajo adyacente a la alquería, la mayoría ligadas a fuentes y surgencias. Una clara referencia al sistema la encontramos en el segundo trançe de las tierras de riego del repartimiento, «que comiença por ençima de las huertas por lo alto e va entre las dos açequias por la parte de hasya el camino de Mijas y acaba donde las açequias se apartan la una de la otra. Y ase de començar a medir dende ençima de Benamaquis e acabar dende las açequias se apartan la una de la otra». 

Sus aguas se han repartido por turnos desde tiempo inmemorial, gozando de preferencia las acequias de la cuenca alta del río, situadas al Sur, siempre «de sol a sol», pues durante la noche el agua se vertía en la acequia de Los Caños a fin de mover los molinos situados en la población de Coín, ello con la salvedad del quebradero de Valdeperales, que aún tiene derecho tanto de día como de noche a una parte de agua (45 l/s). Esta preferencia para el riego se documenta en el llamado privilegio de Valdeperales, motivado por los abusos de agua que cometían los molineros en perjuicio de los campesinos en tiempo de los Reyes Católicos.

La acequia que se dirige a Benamaquís es una de las situadas en la cabecera del río, tomando sus aguas en la margen derecha y gozando de prelación sobre la gran mayoría de las que conforman la red. A nadie escapa que el caudal derivado y la gran extensión del sistema son claro reflejo de la entidad que alcanzó esta unidad poblacional durante la baja Edad Media. La llamada acequia de la Candonga, con algunos tramos horadados en roca, sobrepasa apenas 500 metros lo que es hoy la urbanización Miravalle, para desaguar en tres albercas que vierten en la acequia del Naranjal, sin duda parece diseñada para suministrar agua al castillo, pues la extensión que riega es mínima atendiendo al volumen de agua que transporta. La acequia del Naranjal tiene clara vocación agrícola, corre paralela pocos metros más abajo de la Candonga, atraviesa las tierras de Benamaquís y continúa su recorrido por la vertiente hasta desaguar en las albercas del partido que hoy llaman de Las Alberquillas.

El lugar de establecimiento parece escogido para aprovechar al máximo el espacio hidráulico posible, en tanto que su acequia matriz recorre la parte más alta de la ladera, evitando la planicie de Los Llanos (al Norte) y la pérdida de terrazas y vertiente (al Sur). En otras palabras, de no haberse diseñado con este trazado se estaría desaprovechando espacio potencialmente irrigable.

Creemos que se podrían aumentar las tierras de labor y la superficie de riego, pese a lo dicho sobre albercas y turnos de reparto, porque sobra agua y vertiente más allá del sistema, pero causaría perjuicio a otras alquerías y se invadirían los límites con Ḏakwān. De hecho se observan ampliaciones modernas en el largo trayecto que recorre por la planicie la acequia matriz, antes de alcanzar la vertiente de Benamaquís, donde se advierten las muchas tomas y acequias secundarias que no fueron parte del diseño original.

El parcelario de secano ocupa la franja Sur, entre los límites de las alquerías de Benamaquís y Hurique, siendo históricamente un área óptima para el ganado, de hecho su territorio se ve atravesado por el llamado cordel del Rincón, que enlazará en Sierra Negra con la extensa cañada Real de Puerto Verde. Se aprovecharían aquí los pastos que crecen a piedemonte de Sierra Blanca, junto al de sus diaclasas y lapiaces. Soslayando las sierras litorales por el puerto de Fahala se accedía directamente al Val de Çuer, donde nos dice Ibn al-Jaṭῑb que se hallaban «los pastos que alimentan a los ganados del patrimonio real, y los pastores que cuidan de estos ganados son la gente más salvaje que existe en el mundo». 

En el siglo XVI el paisaje que separa las huertas de los pastizales se describe cubierto de viñas, hoy sólo asoman entre encinas aisladas algunas huertas discontinuas en las estrechas terrazas del río Fahala, seguramente asociadas en su origen a un pequeño despoblado altomedieval que observamos en el camino que conecta ambas alquerías.

En el espacio geográfico inmediato al castillo de Benamaquís conocemos diversas estructuras excavadas en roca, en concreto hablamos de la carretera de Mijas, en el entorno de la fuente de la Zayaga, así como diversas cavidades en la Torre de los Montecillos documentadas en la década de los ochenta. Se pensaba entonces que estas cavidades podrían ser restos de canteras, aunque se recomendaba «comprobar mediante sondeos en los depósitos de tierra que contenían». En la actualidad es fácil de comprobar la existencia de abundantes cuevas artificiales en el macizo calcáreo de La Zayaga, allí incluso la acequia de la Bola fue horadada en la roca y tres de las seis sepulturas de la necrópolis altomedieval homónima son fosas excavadas en el travertino.
Sin embargo lo que más llama nuestra atención, es la magna obra de apertura de la cuesta de la Reina desde el Albaicín, que hemos identificado con el camino de Benamaquís. Sin perder de vista el yacimiento romano y tardoantiguo que existía donde hoy se levanta el cuartel de la Guardia Civil y las tantísimas cuevas artificiales de la cuesta de la Reina, carretera de Mijas, camino alto de Huertas Viejas y Río Garrote, todas ellas horadadas en el travertino del Cuaternario. Si bien, la gran mayoría desaparecieron en junio de 1953 cuando un desprendimiento de tierra, motivado por la explosión de una de las canteras en el lugar denominado Río Garrote, sepultó las cuevas con cientos de metros cúbicos de tierra de labor procedente de las propiedades superiores.


Etnicidad del territorio

El topónimo Cuevas de Benamaquís parece que se fue diluyendo hacia el siglo XIX, aunque en la actualidad perdura y conocemos la existencia del arroyo Cuevas, que nace en el entorno inmediato al lugar del que hablamos, entrando de lleno en el perímetro irrigado de su acequia matriz. 

Benamaquís parece ser un topónimo de origen andalusí; sin embargo su prefijo Bena no parece derivar de un nombre personal en Ibn, como mantenía Asín Palacios, tampoco es seguro que obedezca a un prefijo de gentilicio en Banī según viene siendo aceptado por la generalidad de autores, pues hay que precisar que en muchos casos estos topónimos que empiezan por Bena y Beni reflejan una arabización de un nombre latino o romance, con los significados de peña, baño e incluso villa o valle

No existen datos fiables para aceptar que Benamaquís sea un asentamiento de origen clánico beréber como se ha querido hacer ver, aunque decididamente están inclinados por los cultivos irrigados y, a todas luces, su espacio hidráulico y su patrón de asentamiento cumplen sin discusión los principios enunciados por Miquel Barceló. En realidad la arqueología no sabe dar respuesta a la hora de identificar un asentamiento como beréber, máxime cuando se siguen arrinconando los vagos intentos por estudiar el poblamiento rural medieval. 
Sabemos que en el término municipal de Morón de la Frontera, hacia Pruna, se conservaba también un pago llamado de Benamaquís, señalado así en documentación histórica y material cartográfico, que acaso obedezca a la segmentación de este linaje consecuencia del incremento de sus individuos. 

La historiografía vienen acogiendo con generalidad las teorías antropológicas de segmentación tribal y movilidad por falta de recursos, hipótesis que M. Barceló traduce en la imposibilidad de ampliar el sistema hidráulico o el espacio irrigado para cuando aumenta la población. Como decía, en Benamaquís bien se podría ampliar a tenor del caudal y la vertiente, pero se haría en detrimento de otros sistemas y del suyo propio, y claramente se invadirían los límites con Ḏakwān.  

Con mejor criterio se puede constatar la presencia de población beréber en el partido de La Jara, en el extremo Norte del actual término de Coín, en los pagos de Çaegyn, Valentyn y Mequinez.

Çaegyn es un topónimo que aparece en los Repartimientos de Coín posiblemente en alusión a la tribu beréber de los anhāŷa. Creemos no equivocarnos, pudo evolucionar desde anhāŷῑn, acogiendo el paso a Ç, la pérdida de N y H, imela para el paso hacia E y evolución del Yῑm a G. Sobre este topónimo, no he hallado referencias en otros textos, aunque se repite en dos ocasiones con tal grafía, existiendo otras variantes en el mismo documento. Sobre la fuente y el arroyo de Valentyn debe admitirse por ahora la hipótesis de Elías Terés, en la que bien podría derivar de un Wādῑ-l-Intiyyῑn (hispano árabe Wád al-Entín) Río de los Intíes o de los Hintāta. Sabemos que los Hintāta combatieron en la península para el éxito y triunfo de las campañas almohades. Según Ibn Jaldūn, la denominación étnica corriente de los miembros de esta tribu era Intῑ y esta nisba bien podría reflejar el actual arroyo de Valentín, que realmente pudo ser en un principio Val Entín, forma quizás reducida, por haplología, de un precedente Val Alentín. En nuestro caso, corrobora esta hipótesis el hecho de que el topónimo se aplique a un arroyo perenne de mediano caudal desde el siglo XV; de manera que el Val inicial pudo recubrir a un Guad originario, debiéndose destacar aquí los muchos e importantes núcleos de hábitat de época almohade que surgen en la cuenca de Río Grande, donde menudean los ataifores estampillados de perfil quebrado y vedrío verde en ambas superficies. Mequinez es un pago de la dezmería de Coín que figura en los apeos de Guaro y Río Grande, en clara referencia a la tribu beréber de los Miknāsa, sobre el que no hay necesidad de justificar su proceso fonético. 

En periodo altomedieval, la población indígena de origen cristiano se concentrará tanto en las sierras litorales, controlando la frontera marítima, como en el extremo occidental del término, en los cerros del Aljibe (Focairit) y de Ardite, así como en el partido de Paule (Padules) donde hemos detectado la existencia de un deire consagrado a Santovítar (San Pedro) y altos porcentajes de cerámica común paleoandalusí.

La tierra de Coín, hollada antes de su conquista y colonizada por cristianos viejos, culmina su proceso de castellanización cuando la guerra de Granada toca a su fin, en contraste con lo ocurrido en los vecinos lugares de Guaro, Monda, Ojén, Istán y Tolox. Otros enclaves anexionados a su término, como los Padules, Pereila, La Fuente, Río Grande y toda la parte occidental de la Jara, continuarán poblados por campesinos y labriegos mudéjares. Se deduce por tanto que el proceso de castellanización tampoco fue homogéneo para el territorio que hoy ocupa el municipio moderno.

La presencia judía es meramente testimonial en la toponimia, en un trance de tierra próximo a Los Frailes, situado en la Jara, donde existía un cerro llamado del Judío, sin que tengamos constancia de que existan grupos o comunidades de importancia a fines del siglo XV. No obstante, en 1490, el cabildo malagueño acordó escribir a los reyes sobre la presencia de judíos en la ciudad y quinto de las huertas de Coín, consecuencia lógica de los reajustes demográficos que trajo consigo la conquista


De la toponimia menor reflejada en las fuentes históricas se desprende una pronta islamización y castellanización para las planicies de la franja oriental del término; mientras por contra, en la zona de transición al sector montañoso, representado por la sierra de las Nieves, sierra de Alpujata y sierra Negra, se detecta un proceso de islamización y posterior castellanización mucho más lento y pausado.


© 2009 Francisco Marmolejo Cantos
Capítulo correspondiente al castillo de Benamaquís, extractado del libro Históricas y Arqueológicas del Medievo en Coín, edición digital de 2009.

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